lunes, 1 de agosto de 2016

Capítulo 2: ¿Tan solo un amor de verano?

Hace 10 meses, un día de verano
No se como lo había hecho, pero a pesar de las indicaciones que me había dado Íker, había llegado. Siempre me perdía, pero hoy gracias a Dios estaba a tiempo. Salgo de la estación esperándolo y lo veo allí apoyado en la pared fumando su tabaco West. Levanta la mirada y me ve. Me besa como si lleváramos meses sin vernos, y yo le correspondo.


Hoy es el gran día, él lo sabe y yo lo sé. Él se mantiene alejado de mi. Como él dice, no le gustan esas muestras de cariño, y yo no insisto porque sé que si le insisto le agobiaré.


¿Somos novios? No. No lo somos. Íker dice que ser novios es algo que todo el mundo lo hace por que ahora es la moda. Él pasa de esas cosas. Dice que lo nuestro es más que eso, y como es lo que a él le contenta, estoy satisfecha, o se lo hago creer.


-¿Queda mucho?-le pregunto nerviosa. Él me mira divertido, porque me conoce mas que nadie y sabe que estoy así por él. Vuelve a acercarse a mi y estampa sus labios con los míos y siento que desfallezco. Me coge de la cintura y me apoya en la pared. Me besa apasionadamente. Sus besos siempre eran así, te volvían loca. Se separa de mi poco a poco, analizando mi rostro. Siempre lo hace. Analiza mis gestos, cada cosa que hago. Suspiro y le abrazo.


-¿Seguimos?-dice en mi oreja. Le miro a los ojos sorprendida.


-¿Otro beso así quieres?-él se ríe.


-No, si continuamos el camino. Podríamos ir a casa de mi abuela, que se ha ido esta semana de viaje, así estamos mas tranquilos. Te noto muy tensa.


Yo solo asiento y seguimos caminando hasta llegar a un piso. Él coge las llaves y abre la puerta. Se sienta en el sofá y yo le acompaño. Creo que nunca había estado tan nerviosa como ahora. O llevo yo la situación, o me moriré de vergüenza. Y hoy no era día de eso.


-¿Me enseñas la casa?


Él solo asiente y me adelanto a él. Cuando voy por el pasillo me quito la camiseta y le miro. Me mira sorprendido. No se lo esperaba. Vamos a la habitación y me besa. Me besa una y otra vez, fascinado.


-Noa... si no paramos aquí...-le callo con un beso y pone sus manos sobre el cierre del sujetador. Me mira a los ojos y suspira.-Tal vez si solo quito esto puedo controlarme. ¿Puedo?-yo asiento timidamente con la cabeza. Lo desabrocha y me lo quita lentamente, mirandome atentamente. Cierra los ojos y suspira, la respiración le va mas rapido. Esta vez le acerco a mi y le beso. Él reacciona y me estrecha entre sus brazos.


Pone sus manos en el cierre de mis pantalones. Yo sonrío divertida y niego con la cabeza. Le quito la camiseta y esta vez asiento. Me los quita poco a poco y él se quita los suyos. Se coloca encima mía y me mira de arriba a abajo. Como si fuera la primera mujer desnuda que ve en su vida. Y ahora si que siento vergüenza. Él lo sabe y me besa dulcemente.


-Ni se te ocurra sentir vergüenza conmigo. Eres mía.-le beso con pasión, y sé que él se está controlando, que aun tiene barreras, pero las mías ya han caído y solo deseo ser suya completamente. Sé que me desea, porque lo noto mientras me besa. Él también quiere. Así solo que puedo susurrar sobre sus labios "por favor". Se para unos segundos contemplándome. mientras que mi mirada esta llena de excitación.


-Hacerlo en el piso de mis abuelos no es muy romántico para una primera vez. Podemos esperar Noa, no tiene porque ser hoy. Cuando estés preparada. No quiero forzarte.


-Quiero que seas el primero tú. Nunca he estado mas preparada.-le digo tímidamente. Y con eso se relaja y me dejo hacer. No antes sin preguntarme varias veces si estaba segura, a lo que yo le contestaba que si cada vez. Parecía que él estaba mas nervioso que yo.


***


-Voy a por agua. Ahora vuelvo.-me susurra en el oído. Va a la cocina y yo voy detrás. Le abrazo por la espalda y él sonríe. -¿Te duele?


Niego con la cabeza sobre su espalda.


-Tengo que irme, si no mis padres se enfadarán.-me vuelve a besar y nos vestimos.


Me acompaña a la estación y se despide con un beso. Y de camino a casa es cuando vuelvo a liarme. ¿Porque no quiere formalizar las cosas?


Una semana después a esa volvemos a vernos. Estamos en su terraza mientras él me abraza.


-Te prometo que no voy a liarme con otra que no seas tu.-me suelta de repente.


-¿Y eso a que viene?-le digo divertida.


- Me he dado cuenta que lo he hecho mal contigo. Que tú me haces estar tranquilo a pesar de todo. Me haces olvidarme de lo demás.


La verdad es que a Íker su padre le pegaba y cada dos por tres tenía bronca en su casa. Sus padres eran muy estrictos y la mayoria de veces estaba castigado. Cuando su padre le pegaba él me enseñaba las marcas. No le gustaba hacerlo, pero lo hacía por mi. No podía evitar sentir debilidad por él.


- Porque te quiero. Haría cualquier cosa por ti. Y siempre estaré ahí. Para ti.


- Prometemelo. Que pase lo que pase vas a estar.


-Te lo prometo.-y me besa dulcemente.


-Sal conmigo entonces.-suelta de golpe.


-¿Que?-digo asustada. ¿A este que le pasa? Esta bromeando, él no es así.


- Sal conmigo. Prometí no enamorarme y aquí estoy. Si ser novios te llena a ti, pues lo somos.


Le abrazó fuertemente y asiento con la cabeza. Creo que lloraré. Íker no hace esas cosas. Le cuesta transmitir sus sentimientos, no le gusta. Y aqui le tengo. Declarando su amor por mi.


Al llegar a casa pienso que esto será un sueño y que en un momento a otro voy a despertar. Y de repente me llega un mensaje.


“Me acaban de castigar. Lo dicho esta tarde. Esta todo claro entre nosotros. 

Íker"


Sonrío. No se arrepiente.


De repente un pensamiento me viene a la mente. No hemos usado protección. Mierda mierda mierda. ¿Y ahora que hago?


Llamo a mi amiga Maria, medio llorando porque no se que mas hacer. Y poco a poco decidimos ir al día siguiente a por una pastilla del día después.


Al llegar la mañana abro mi movil y me llega una notificación de instagram. Un mensaje directo.


El mundo se me cae encima. Sé quien es. Es la ex de Íker. Después de hablar bastante, descubrimos que estaba engañando a las dos. Que cosas que decía y hacía, eran iguales. La última vez que estuvo con ella fue un día después de hacerlo él y yo. No me lo puedo creer. Él tan posesivo de que no quería que quedara con más, y él a saber a cuantas nos tomaba el pelo.


Maria me acompaña a la farmacia y lloro junto a ella. No he podido ser mas tonta.


Por la tarde Íker me llama. Me pone miles de excusas. Que solo iba a quedar como amigos con ella y que la cosa se torció.


-No vuelvas a llamarme en la vida. No me busques.-le digo.- O te juro que te lo haré pasar peor que tu padre.


Y cuelgo.